Chile es origen, destino y tránsito de Trata de Blancas



Todos los años un puñado de chilenas sale del país con destino a España y Asia. El motivo: ejercer la prostitución en un mercado en que las latinas son apetecibles al gusto de europeos y orientales.

Pero nuestro país no sólo es punto de partida de este inusual tráfico, sino también, la puerta de entrada de portorriqueñas, panameñas y colombianas, algunas sólo en tránsito antes de embarcarse rumbo a otros países, y otras para formar parte de un grupo de selectas damas de compañía o garzonas en exclusivos centros nocturnos de la zona oriente de la capital. Ya sea de forma voluntaria, inducidas o engañadas, estas mujeres dejan sus países de origen en busca de una tierra prometida que jamás encuentran.

Todas ellas tienen algo en común: forman parte de la trata de blancas, un delito que pese a los pocos registros existentes ha hecho de nuestro país un lugar de origen, destino y tránsito de este flagelo.

Hace una semana, el Departamento de Estado de EE.UU. dio a conocer el informe mundial más extenso que se haya preparado sobre la trata de personas. Según él entre 600 mil y 800 mil personas son traficadas cada año a través de las fronteras en lo que se ha constituido una forma de esclavitud moderna. De estás víctimas, el 80% corresponde a mujeres y niñas que son obligadas a realizar labores sexuales.

El Estudio Chileno

La fundación Instituto de la Mujer y la Corporación La Morada realizaron conjuntamente un primer estudio diagnóstico “Sobre el tráfico de mujeres con fines de explotación sexual en Chile”, en el que participaron la socióloga María Eugenia Ruiz-Tagle y la abogada Patsilí Toledo.

De acuerdo a los antecedentes que ellas pudieron recopilar, las mujeres chilenas son traficadas a países de Europa Occidental, Asia y Norteamérica. A su vez, mujeres principalmente de Centroamérica llegan a Chile para trabajar en el sector oriente de la capital como prostitutas. Todas ellas viven juntas, como “cautivas, tienen permiso para salir hasta las 5 ó 6 de la tarde y posteriormente se las llevan al local... y las andan trayendo como corderito para todos lados”, señala el texto.

Según la socióloga María Eugenia Ruiz-Tagle, al menos un 50% del total de mujeres que trabaja en los locales nocturnos son extranjeras. Otras mujeres, en su mayoría centroamericanas también pasan por Chile antes de partir a países como Estados Unidos y Canadá.

La investigación también da cuenta de un tráfico interno que no está penalizado. Es así como mujeres extranjeras llegan a la capital, son trasladadas a Punta Arenas por ejemplo, donde son obligadas a prostituirse para pagar la deuda que adquirieron con el traficante por su transporte.

Lo más frecuente en la región es el reclutamiento por engaño, es decir, mujeres captadas con la promesa de una oferta de trabajo en el extranjero. Muchas son trasladadas con documentos falsos que los mismos traficantes facilitan bajo el pretexto de agilizar los trámites.

Chilenas, las más vulnerables

Lorena Fries de la Corporación La Morada, señala que las mujeres chilenas son una de las más vulnerables por cuanto nuestro país no ha sido capaz de ratificar algunos tratados internacionales en los que se penaliza con fuerza la trata de blancas.

La abogada, Patsilí Toledo, explicó que ni siquiera aquellos que ofician de proxenetas de hombres y mujeres adultas pueden ser sancionados porque no existe ley. De hecho, Chile no ha ratificado el “Convenio para la Represión de la Trata de Mujeres y de la Explotación de la Prostitución Ajena de 1949”.

Por ahora sólo existe en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, dos proyectos para la ratificación de la convención de las Naciones Unidas contra la delincuencia organizada transnacional y sus protocolos adicionales en Palermo. De ser aprobada, la ley deberá sancionar a los proxenetas y también el tráfico de personas con fines de explotación en forma amplia y no sólo con fines de prostitución como es hasta ahora.

Destino; España...

Según datos de la Conferencia Episcopal Española, el 70% de las mujeres víctimas de tráfico son latinoamericanas y un importante número de ellas serían chilenas.

La jefa de Brigada de Delitos Sexuales de la Policía de Investigaciones de Chile, comisario Sol Castillo, reconoció a La Nación, que son muchas las mujeres que se van a España a ejercer el comercio sexual y lo hacen porque no tienen el problema del idioma.

De acuerdo a su experiencia la mayoría de las veces son contactadas por una mujer que practicó el comercio sexual y que volvió al país con una supuesta “buena” experiencia.

En la Policía de Investigaciones (PICH) existen casos aislados porque a las víctimas les cuesta denunciar y entregar antecedentes por cuanto se encuentran atemorizados por las verdaderas mafias que se esconden tras este delito.

De hecho, las investigaciones que siguen –“que son de largo aliento y requieren de muchos medios”- parten con la coordinación entre la Interpol, Policía Internacional y la PICH.

Otro modus operandi de estas mafias de tráfico de mujeres es llevar a estas mujeres desde Chile a España y desde ahí hacia el resto de Europa. Otras, prefieren salir por un paso fronterizo en el sur del país hacia Argentina y desde ahí a Asia.

En su mayoría, se trata de “mujeres jóvenes que quedan a la deriva, en medio de mafias, sin documentos ni papeles, sin conocer el idioma que se ven obligadas a ejercer el comercio sexual y generalmente están asociadas al factor pobreza”, dijo Castillo.


Editado por: Valentina Toro

0 comentarios:

Publicar un comentario